CRÓNICA #12: Tiwanaku: El campamento más peculiar de nuestro club
- Club de Conquistadores AD-Venir Miraflores
- 27 mar 2018
- 5 Min. de lectura

Escrito por Sebastián Cayhuara (13)
Capitán de la Unidad Alacranes
Integrante de la Clase Pionero
Todo empezo cuando el segundo grupo esperaba salir hacia Tiwanaku, el lugar donde se llevaría acabo el campamento.
Se suponía que el bus debió salir a las 18:30 a más tardar, pero la cosa no fue así. Ya cuando llegamos a las 23:00 hrs, a Tiwanaku vimos que el lugar estaba mojado por las lluvias, También el primer grupo está allí esperándonos con las carpas ya armadas en el lugar. Empezamos a descargar las mochilas y otras cosas del bus, todos ayudamos en ese instante y lo hicimos rápidamente ya que había amenazas de lluvia, cuando terminamos de descargar las cosas del bus y todas las mochilas estaban en el campamento, designaron a las unidades sus carpas, después de ello fuimos a una cafetería que una señora amablemente no las cedió para poder recibir el sábado. Gracias a ese lugar donde recibimos el sábado pudimos conocer a una gran señora que pasó a hacer nuestra amiga, la señora Lesly quien había advertido a Pablo que las lluvias causarían frio y que no pararían hasta la mañana, Pablo consideró aquella recomendación y se preguntó qué era lo que podía hacer, la Sra. Lesly le dijo amablemente que podían quedarse a dormir en la cafetería, ya que había pequeños de 10 años en el campamento. Pablo aceptó la idea con mucho gusto y nos dijo que todos dormiríamos en aquel lugar, pero no faltó aquellos muchachos que quisieron dormir en las carpas, entre ellos estaba yo. Al final la cosa salió bien esa noche el grupo que quiso dormir en las carpas, durmió en las carpas y niños de 10 años y chicas durmieron en la cafetería, pero aquella noche fue un poco loca donde estaban las carpas ya que la unidad escarabajos se puso a cantar en mitad de la noche y las unidades de los gorgojos y alacranes hacían escándalo. También Antony decía que cuando salió de la carpa le observaban unos duendes.
Ya para la mañana del sábado, se hizo una formación con el respectivo izamiento de banderas y la devoción matutina, después de eso fuimos a desayunar y todo estuvo bien, Pablo indicó a la hna. Noemí que iríamos de caminata a un cerro para hacer el culto divino y que allí se llevaría acabo la imposición de pañoletas a los conquistadores nuevos. Ya terminado el desayuno nos alistamos para la caminata e hicimos otra formación para las indicaciones respecto a la caminata, Sebastián era el guía de la caminata hacia el cerro y nos dio las recomendaciones: no separarse del grupo, tener cuidado con la carretera y por sobre todo no pisar o entrar a los sembradíos de la comunidad, ya que si lo hacíamos los mallkus vendrían. Partimos rumbo al cerro, no sabíamos que la caminata seria larga pero entretenida. Ya al llegar al pie del cerro fue cuando nos dimos cuenta que subir ese cerro no sería bonito, muchos ya se quejaban del cansancio y la falta de agua. Un grupo junto a mi persona íbamos más atrás que los otros, simplemente por el cansancio, al momento de parar para un descansó vi que un perro corría detrás de una oveja, pensé que era un perro pastor y que trataba de devolver a la oveja a su rebaño y me pase de largo, subí y subí y descanse de nuevo y otro grupo llegó con Pablo, entre ellos Antony quien en voz fuerte decía que había una oveja mordida por un perro y que estaba sangrando, me detuve a pensar y recordé aquella escena del perro y la oveja y supe que estuve equivocado al pensar que era un perro pastor. Antony contó que Pablo lanzó piedras a ese perro para espantarlo, y que el dueño de la oveja les echo la culpa por traer perros. Ya en la cima del cerro empezamos a realizar la escuela sabática y después de ello el culto divino, después de eso almorzamos, arroz y sardina era el almuerzo y todos comieron tranquilamente hasta que se empezo a nublar y Pablo dijo que la unidad que acabase primero se iría al campamento, al final no fue así, partimos todos juntos rumbo a la plaza de Tiwanaku, ya que en aquel lugar se haría la imposición de pañoletas. Bajamos hacia la carretera y nos esperaba una sorpresa que no fue del todo agradable, nos estaban esperando los líderes de la comunidad, apenas yo escuché que la hna. Margarita les decía que éramos de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, ya todo ese drama pasó y quedó como una anécdota más del club. Cuando llegamos a la plaza de Tiwanaku se realizó la imposición de pañoletas a los niños, quienes ansiosos esperaban ese momento todo el día, obviamente los conquistadores que estaban sin uniforme de gala se fueron a cambiar y se llevó a cabo ese acto, después de la imposición repartimos libros acerca de la esperanza, como actividad espiritual. Ya casi de noche se hizo un pequeño descanso para después jugar juegos sociales como de costumbre en el club, fue todo alegría y diversión esa noche hasta el momento de ir a cenar en la cafetería, a modo de esperar algunos conquistadores y líderes empezaron a jugar y otros solo a hablar y así se pasó el tiempo, de repente Pablo llamó a los líderes del club y dentro de unos minutos empezaron a traer mochilas, carpas, etc. a la cafetería, pero la pregunta era ¿por qué? algunos preguntaron qué pasó, pero nadie obtenía respuesta, hasta que Luis comentó algo al respecto de lo que pasaba y dijo que era un ritual, y se acabó todo el drama.
Ya en la mañana de domingo se hizo como de costumbre la formación junto a la devoción matutina, y después de eso nos fuimos a desayunar y nadie comentó nada de lo que pasó la noche anterior, pero si había conquistadores que perdieron o supieron donde dejaron sus tazas y desayunaron en botella y otros se tuvieron que prestar tazas de otros. Después del desayuno Lorena que era la oficial del día mando a que nos pusiéramos la polera del club para visitar los museos de Tiwanaku, ya realizada la indicación fuimos a comprar entradas para los museos, las entradas costaban Bs. 15 pero hubo un descuento de Bs. 10 para menores de 14 años.
Visitamos 2 museos por cuestiones de tiempo, después de la vista a los 2 museos fuimos a almorzar a la cafetería, todos se compraron almuerzos ya que estaban a Bs. 15, pero a la vez muchos tenían cuidado de sus almuerzos porque se puso de moda en el club el juego de “Kapujas” que consiste prácticamente en quitar comida de otros. Se terminó de almorzar justo cuando el bus llegó y empezamos a cargar nuestras mochilas dentro del bus, muchos se despidieron de la Sra. Lesly ya que había sido muy amable con nosotros esos días que estuvimos allí, y así un grupo se fue en el bus más grande y el otro en un minibús solo por el espacio, y así tuvimos un retorno sin complicaciones a la ciudad de La Paz.
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